El experimento de Asch (1951)
El psicólogo polaco Solomon Asch fue uno de los pioneros de la psicología social. En uno de sus más famosos experimentos pidió a un grupo de estudiantes que identificaran en unas fichas, como las que ilustra este texto, la línea de la carta de la derecha cuya longitud es igual a la de la carta de referencia, a la izquierda. Parece fácil y, de hecho, lo es. Pero ¿qué contestaríamos si el resto de los participantes del experimento eligieran al unísono otra opción?
El experimento de Asch fue uno de los primeros que aporto evidencia empírica a las teorías sobre el comportamiento de masasAsch trataba de comprobar el poder de la conformidad. Por ello, entre los grupos de 7 a 9 estudiantes que participaron en el experimento sólo un individuo, el sujeto crítico, actuaba conforme a su propio criterio. El resto de los participantes eran cómplices y, a medida que pasaban las tarjetas, cambiaban su elección según el criterio de Asch, previamente establecido. Al principio, contestaban correctamente, pero después empezaban a contestar de forma errónea. Esto hacía que los sujetos verdaderos desarrollaran un profundo malestar y acabaran escogiendo la opción incorrecta el 36,8% de las veces, aunque sólo cuando los cómplices estaban presentes.
El experimento de Asch fue uno de los primeros que aportó evidencia empírica a las teorías sobre el comportamiento de masas y el conformismo del grupo, pero es probable que hoy no se hubiera podido realizar de la misma forma, pues los códigos deontológicos de las investigaciones psicológicas no permiten engañar a los participantes sin su conocimiento previo, sin informar, al menos, de que existe esa posibilidad, algo que habría arruinado el experimento.
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